Las perspectivas de la economía europea han sido decepcionantes.
La semana pasada, tras la elección presidencial de Donald Trump, empeoraron.
Se espera que la profunda incertidumbre sobre las políticas del gobierno de Trump en materia de comercio, tecnología, Ucrania, cambio climático y otros asuntos enfríe la inversión y frene el crecimiento. El inicio de una posible guerra arancelaria por parte de Estados Unidos, el mayor socio comercial y aliado más cercano de la Unión Europea y el Reino Unido, golpearía a industrias importantes como la automovilística, la farmacéutica y la de maquinaria.
Y la necesidad de aumentar el gasto militar debido a las dudas sobre las garantías de Estados Unidos en Europa tensaría aún más los presupuestos nacionales y aumentaría los déficits.
Además, la actitud más contenciosa del presidente electo hacia China podría presionar a Europa para que tome partido o se enfrente a represalias.
“La peor pesadilla económica de Europa se ha hecho realidad”, dijo Carsten Brzeski, economista jefe del banco neerlandés ING. Los acontecimientos, advirtió, podrían empujar a la eurozona a “una recesión en toda regla” el año que viene.